El aceite de oliva Virgen Extra es un clásico de la dieta mediterránea y es conocido por su calidad y sus muchos beneficios para la salud, además de su sabor inconfundible. Sin embargo, pocos conocen cuál es el origen del conocido como oro líquido, que ha estado presente desde tiempos pasados. A lo largo de la historia, el aceite de oliva ha ido adaptándose a los tiempos, manteniendo siempre una importancia fundamental en la dieta mediterránea.
En este post de blog vamos a repasar los orígenes del aceite de oliva Virgen Extra y su importancia para la la gastronomía.
El aceite de oliva ha acompañado a la humanidad desde hace miles de años. De hecho, existen evidencias de que el fruto del olivo ya fue utilizado en el Paleolítico Superior. En la actualidad, es considerado un ingrediente estrella en la gastronomía por a su sabor y grandes beneficios.
No obstante, debemos remontarnos al antiguo Egipto para encontrar las primeras referencias arqueológicas y documentales de su uso. Era tal la importancia del aceite de oliva para los egipcios que las evidencias muestran que la diosa Iris mostraba a los hombres cómo cultivar el olivo. En aquella época, por la variedad de olivos de la zona y a consecuencia de un clima poco favorecedor para este cultivo, la producción era más bien escasa.
Podemos encontrar referencias en Grecia de su importancia y donde existía una producción abundante, tanto que incluso es posible encontrar decoraciones del fruto y el olivo en cerámicas o joyas de la época. Por aquel entonces, el aceite de oliva era principalmente empleado en la cocina solo por las clases más altas de la sociedad. Era considerado un alimento superior y relegado a grandes gestas. Y un ejemplo de ello era que a los campeones de los juegos olímpicos se les otorgaba una ramita de olivo como máxima distinción. En la mitología griega, el olivo está muy vinculado a la diosa Atenea, patrona y protectora de muchas ciudades, entre ellas la más importante de todas las polis griegas, Atenas. Cuenta la leyenda que el rey Cécrope, el primer rey que tuvo la ciudad-Estado de Atenas, decidió que pondría el nombre del territorio al Dios que más beneficios diese a la ciudad. Poseidón, el dios griego de los mares, hizo brotar un manantial salado, mientras que Atenea hizo florecer el primer olivo junto al manantial de Poseidón. El rey decidió que el mejor regalo era el de Atenea, y por la ciudad recibió el nombre de Atenas.
En la época romana, los romanos adquirieron muchas de las costumbres y hábitos de los griegos, adoptando el aceite de oliva como elemento fundamental de su gastronomía. Su ingenio permitió mejorar notablemente el sistema de cultivo del olivo, con técnicas hasta entonces desconocidas como la poda y otros cuidados. Este producto se convirtió en un elemento fundamental de su economía, siendo el imperio romano uno de los mayores exportadores de oliva en el mediterráneo. Gracias a los avances militares y territoriales que se produjeron a lo largo de los siglos II y III a.C, el cultivo del olivo se expandió a muchos otros lugares. Precisamente en la época romana es cuando España despuntó como uno de los mayores productores de aceite de oliva de mayor calidad.
Posteriormente a la época romana, y ya en la Edad Media, la crisis económica mermó la producción del aceite de oliva. No fue hasta el siglo XIX cuando se recuperó su protagonismo y volvió a ser predominante en la economía.
Hoy en día, el aceite de oliva Virgen Extra, es uno de los productos más importantes de la dieta mediterránea y un ingrediente fundamental en la gastronomía. España es el país referente de su producción, avalando un aceite que es muy valorado por su exquisito sabor y propiedades organolépticas.